Para muchos las palabras son como símbolos, pero para mi marido y para mí, siempre actuaron como pasadizos por los que penetrar en nuestro inconsciente. Esta modalidad de personas nos adentramos en nuestros Universos a través de ellas, por accidente, como Alicia cayó en el país de las maravillas. Pero en la vida real, a diferencia del cuento, hay quienes se quedan allí y no vuelven.
Carlos y yo solíamos rescatarnos el uno al otro con cualquier excusa. Nos sacábamos de los libros a casa sirviendo comida caliente sobre la mesa, cantando alguna canción, dándonos un beso en el momento preciso... pero aquel día, por un descuido mío, Carlos no volvió. Se coló a través de alguna de las palabras de Huxley y no llegué a tiempo para recuperarlo. Me dejó su cuerpo vacío, cómodamente sentado en el sillón de orejas. Estábamos unidos de verdad, eso nunca nos dio miedo, por eso, al precipitarse, me descuajó de más de la mitad de la que yo era y se la llevó con él. Casi no me reconozco. Desde entonces, mis restos le escriben.
Vaya cambio tan bonito, Mónica. Un texto más corto, escrito con sencillez, un poco surrealista, misterioso, muy poético, con referencias literarias... Enhorabuena, enhorabuena, me ha encantado. ¿De dónde son las palabras de Huxley, por cierto? Un beso. Me encanta.
ResponderEliminar"Ciego en Gaza".
ResponderEliminarMuchas gracias por tu apoyo, Eduardo. Un abrazo muy fuerte : )
Glup!! Esto me ha gustado
ResponderEliminarGracias, Pascual. Glup!! Tu comentario también a mí.
ResponderEliminarMaravilloso, Mónica. El poder de la palabra... Cuántas personas, enfermos de literatura se van a sentir identificados con este texto. ¿Por qué, quienes hemos probado el vértigo no queremos volver jamás?
ResponderEliminarMe ha encantado el nuevo estilo que le has dado. Escribe más, por favor...
Muchas gracias, Juan. Todos me hablais de un nuevo estilo... (?)
ResponderEliminarEs un peque~o homenaje a P.Auster "las palabras como símbolos o como pasadizos para penetrar en nuestro inconsciente". En otra versión, Carlos lee a Auster.
Juan, creo que podría tener que ver, entre otras cosas, con el sentimiento de libertad que nos proporciona. Una vez que lo probamos nos queda menos inconsciencia para poder seguir disfrutando de nuestra prisión.
Qué suerte haberte conocido :)
Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y yo me pregunto, ¿y lo mejor?.....
ResponderEliminarLo mejor, ojalá, siempre esté por llegar, Rosana. Gracias! un abrazo fuerte :)
ResponderEliminarLigero e inquietante...muy acertado...leeré más... bss
ResponderEliminarMuchas gracias Joseba, me alegra leerte. El día empieza bien. Un abrazo y feliz viernes :)
ResponderEliminarMe ha gustado muchìsimo ; para mí tiene la intensidad justa, justo cuando las lagrimas asomaban a mis ojos......., termina.
ResponderEliminarUhhhhmmm... qué corto y qué BONITO!! Provoca halagos más largos que el propio texto... ; )
ResponderEliminarLili, Inma, gracias por ser... y estar.
ResponderEliminarcorto, preciso,precioso. con fondo de vida
ResponderEliminarEs difícil darle la espalda a la vida y ojalá siempre lo sea, hasta que nos suelte. Gracias por comentar, Anónimo. Bienvenid@
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