La última vez que Pedro y Zoe se vieron, fue la noche en la que su amor reventó lanzándolos despedidos hacia planetas contrarios.
Hoy, tras remendar con tiempo sus palpitantes despojos, algunos días son más felices que muchos, y otros cuantos casi nada. Entre otras penas, en los días de bajón aún se preguntan ¿cómo con lo grande que su amor “pudo haber sido” no supieron “hacerlo ser”?
Pero esta noche Dios está aburrido. Así que, acercando los distantes mundos en los que los ex-amantes han sobrevivido, cubriendo a la pareja por el mismo cielo estrellado, cruzándolos en la misma ciudad, caminando por la misma calle y bajo la luz de una misma farola; esta noche Dios va a jugar con ellos al desconcierto.
Pedro y Zoe se saludan conmocionados al reconocerse después de una década. En tres frases y en honor a la suerte, deciden buscar un bar donde refrescar con cervezas sus risas nerviosas.
Están sentados compartiendo mesa; se ven, se oyen, se huelen. Esto no es un sueño aunque no deje de serlo. Atropelladamente felices saltan de preguntas a respuestas, mientras sus feromonas lo hacen de uno a otro como pulgas desenfrenadas. Descompasados con la música del local, los latidos que oxigenan su pasión golpean cada vez con más fuerza los portones q la contienen.
Para la cuarta caña ya se han dicho todo. Es curiosa la capacidad de síntesis que tiene el ser humano cuando le interesa ir al grano. “¿Te vienes a mi vida?” le pregunta Pedro.
Esto perturba hasta al mismísimo Dios; Zoe está segura de haberle dicho que lleva casada varios años. ¿Pretende Pedro que llame a su marido diciéndole: “cariño, acabo de reencontrarme con el pasado y me acaban de pedir que me mude a otra vida, ¿te importa si acepto mientras tú te quedas tan contento en la nuestra y seguimos siendo amigos?”. Pues a juzgar por su mirada, sí, Pedro lo pretende.
Con el inoportuno “Entre dos aguas” de Paco de Lucía y manteniendo la sonrisa, Zoe toma aire y se levanta a pedir dos cervezas más; también es curiosa la capacidad que tiene el ser humano para crear suspense… Y para salirse por la tangente.
Al llegar con dos copas frías en la mano, como si no hubiese oído nada, Zoe le pregunta cómo es ser él, en qué consiste ser Pedro. Pedro es rápido eligiendo las palabras perfectas para cada una de sus espontáneamente elaboradas respuestas, como también lo es para hacerse el olvidadizo. Zoe, ríe sin parar, a carcajadas, lo cual reaviva en su cuerpo lo que “pudo haber sido”, y como veneno por sus venas corre lo que “podría ser”; El desconcierto la despierta, y toma conciencia de que o sale corriendo ya!!, a toda velocidad!!, o caerá en barrena hacia la vida de Pedro sin querer evitarlo.
Hasta el último glóbulo blanco de Zoe tiembla de vuelta a casa tras el combate. Sus feromonas berrean agarrándosela al cuello. Sus células se sienten traicionadas y quieren salírsele del cuerpo. Sus pulmones le niegan el oxígeno con tal de que pare y se de media vuelta.
Pero Zoe es la responsable entre tanto caprichoso, ella es la que tiene que velar por la seguridad de todos en su cuerpo!!. La decisión está tomada; para bien o para mal hay que aceptarlo. Zoe no permite a ninguno elucubrar con el qué hubiera pasado si Pedro hubiese insistido a Zoe como de verdad se insiste a la mujer que uno ama; Tampoco Zoe va a pensar en ello por la sencilla razón de que Pedro no ha insistido.
De nuevo no han sabido "hacerlo ser". Esta noche, hasta Dios está desconcertado, y bajo su mirada, Zoe camina vulnerable, deseosa de llegar a su hogar, con ganas de abrazarse fuertemente a lo único que “verdaderamente es” y recuperar-se.
Inquietante y... cercano para mí, con algunos detalles temporales diferentes, he vivido una situación similar, con resultados diferentes. Y dolorosos, claro. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Carlos, ha sido un bonito regalo. Un abrazo reparador : )
ResponderEliminarEres, y eternamente serás una gran artista Paty pat
ResponderEliminarMuy emocionante.
ResponderEliminarLa tristeza por los amores imposibles está permitida.
Nuevamente nos sorprendes calidamente....esta vez con un relato increiblemente seductor y captivamente...el de los amores imposibles....felicitaciones nuevamente....eres genial!
ResponderEliminarComo dice Paulo Coelho en su novela de a orillas del río piedra me senté y lloré: El instante mágico es una pequeña fracción de eternidad en el que un sí o un no cambian la historia de nuestra vida. Creo en el destino (Maktub/palabra árabe que significa la historia que se escribe entre Dios y el hombre) como una decisión factible y propio de la naturaleza humana. El "no" a nuestro destino ésta influenciada solo por miedo a la felicidad.
ResponderEliminarGatita linda... me ha encantado. Los besos no dados... un tema infinito que a quién no le ha rozado alguna vez, pero me gusta el final, me gusta la fortaleza y la fidelidad. Te quiero, no dejes nunca de escribir.
ResponderEliminarLo que pudo ser y no fué es un tema ciertamente desconcertante.
ResponderEliminarSe soluciona cuando superamos la duda y nos conformamos con la elección, entonces solo queda el recuerdo teñido de dolor por lo que no fué.
El dolor es una sensación que se analiza en la mente al pensar, entonces, con no pensar en ello desaparece el problema.
Has planteado un tema literariamente trepidante y profundo que hace pensar en el mundo dual en que vivimos, lo que hace añorar un algo unitario y pleno.
Sra. escritora, acaba de narrar con alta dosis emocional una historia que puede formar parte de cada uno de nosotros, tiene efecto recordatorio, revivimos el momento con todos sus colores y te deja una reflexión en el desenlace ¿hice lo mejor? me contesto rápidamente...yo no soy la niña del exorcista, no me gira la cabeza sola y únicamente me molesto en que el cuerpo la acompañe para mirar hacia atrás cuando quiero revivir lo bueno e intento aprender de lo que no me gustó tanto........ por otro lado ¡qué gusto haberlo vivido, haberlo disfrutado y haberlo sufrido! ...Es usted muy buena manejando la palabra y muy buena navegando dentro de quien se aventura a leerla.
ResponderEliminarBesos muchoss
Gracias a todos por vuestros regalos. Con vuestros comentarios no sólo enriquecéis la página, sino también mi vida : )
ResponderEliminarLa piel rememora, siempre, y es en ese instante en el que todo se da la vuelta, Zoe lo siente y nos lo deja ver,te refleja tu propio yo con el corazón acelerado, ella -para mi- es sabia, lo deja sentir pero sigue adelante, hacia su casa,hacia lo real.
ResponderEliminarHa sido un lujo leerte.
Más.
En cuantas ocasiones, no sabemos decir "no", y cuando no lo tenemos que decir, cuando nuestra felicidad esta en juego, bajo una pequeña duda, simplemente sale de nuestros labios, para luego arrepentirnos el resto de los días. Creo que no son más que pruebas en la vida, para ayudarnos a madurar, para aprender y darnos cuenta de quien somos y de lo que somos capares. Precioso relato. Te seguiré de cerca. Mil besitos.
ResponderEliminarExcelente cuento. me he sentido identificado en tanto siempre fantaseo con la idea de que algún día la vida me sorprenda con algo similar... en la certeza que como ya he encontrado al amor de mi vida, seguramente tomaré la decisión de Zoe. Pero es realmente desconcertante hacer ese ejercicio de "historia contrafáctica". Un abrazo grande y excelente vuestro blog Carlos Nahas
ResponderEliminarMaravilloso relato...creo que a todos nos gustaría vivir algo así.... y saber tomar la mejor decisión.
ResponderEliminarGracias por el halago, mamá... van a pensar que eres mi madre ;)
ResponderEliminarUn abrazo como un imperio.
Hay encuentros que realmente nos desconciertan, lo importantes es que dentro de tanta confusión nos inclinemos a lo que es y no a lo que podría ser, al menos,para no perdernos entre las aguas.
ResponderEliminarExcelente relato.
Abrazo grande
Te doy la razón, Valentina, sobretodo cuando sabemos que lo que podría ser nunca sería como nos gustaría que pudiera ser, o cuando consideramos muy valiosa la realidad en que vivimos. Es imprescindible sentir un profundo respeto por nuestro presente para poder quedarnos en él, en lo que es. Porque también es cierto que no vale más lo malo conocido que lo bueno por conocer.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu pensamiento, Valentina Mar. Un abrazo.