De vuelta a casa


Tan pronto como dejó de llover, bajé las ventanillas para inundarnos con olor a tierra fértil y a flores supervivientes; la esencia de la vida enganchándonos para continuar. Habíamos permanecido callados durante horas, con la música a todo volumen  amplificando el lenguage de la naturaleza, como en un poema épico. “¡Ya estamos de vuelta! Hogar, dulce y… amargo hogar! Murmuró John.

Cuando éramos pequeños confiábamos en aquellas praderas, nos pasábamos las tardes corriendo por ellas en todas las direcciones sin querer ir a ninguna. Pero una vez que desarrollamos la musculatura, nuestro horizonte se expandió y ambos, mi hermano y yo, volamos para experimentar el mundo. ¿Sentiría menos culpa si me hubiera quedado aquí, en casa, con mamá y papa, protegida bajo su amor? No, seguro que no. La muerte tiene la habilidad de hacer sentir culpable a quienes siguen viviendo.

Volver al cottage siempre fue regresar a la dulzura de los postres de mama, a sus milenarios consejos, a las bolsitas de lavanda entre la ropa, al calor de sus manos piel de harina. Pero aquella mañana papá nos recibió en mitad del jardín, como novio plantado en el altar, bajo una docena de cuervos graznando. Desde que la enterramos, mamá es ensordecedor espacio.

Al entrar en la casa vacía, fríos agujeros continuaron creciendo dentro de mí. Uno nuevo al sentir la desolación de las flores mustias en sus jarrones, otro al reconocer la inutilidad del bolso de mamá en el perchero, el siguiente al leer “¡Mandar el regalo a Hannah!” con su letra viva bajo el imán. No llegó a mandármelo; otro buen propósito que se quedó en el camino. A pesar del esfuerzo de cada detalle para no dejarla ir, la ausencia de mamá continuaba vaciándonos, inexorable.

Papá se pasó todo el día en silencio, podando y limpiando el jardín. Cuando terminó, trajo un gran ramo de flores recién cortadas, alguien tenía que hacerlo. Yo lavé los jarrones, y justo cuando coloqué el último sobre la mesa del comedor, el sol brilló; también nosotros lo hicimos, por primera vez.

La cocina se convirtió aún más en un lugar sagrado. Como papá no quiso que tocáramos nada, lo dejamos todo tal cual, con las huellas de mama aún frescas tras su paso por la vida. Fuimos a cenar al “White Lion”, nos sentíamos tan débiles que fácilmente podría habernos comido él a nosotros.

De regreso a casa, una vez que John encendió la chimenea y yo terminé de servir el té, papá trajo el libro que mamá había dejado sobre su mesilla y lo continuamos leyendo en voz alta. Pasamos toda la noche alternando una ronda de té con cuatro de alcohol; entre lágrimas, mocos, historias pasadas, una montaña de pañuelos arrugados y risas.

Cuando perdemos a alguien una parte de nosotros se va con ellos. En mi caso, mi madre se ha llevado con ella a la Hannah que solía protegerse de los malos entre sus brazos.  Nos pasa a todos, nos vamos con los que se van, convirtiéndonos cada vez en menos, aún llenos de ellos. La muerte va llenando nuestro cuerpo de frías oquedades. Pero continuamos, casi todos lo hacemos. Como mamá solía decir, “La vida es una prueba de Resistencia.”

22 comentarios:

  1. Bellísima elegía, Mónica. Enhorabuena. Un beso.

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  2. Que retrato familiar tan bonito¡¡¡¡¡

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  3. Muchas gracias, Lili. Ojalá hubiera muchas familias así. Besazo!

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  4. Precioso!! Tus palabras siempre me acarician el alma. Un beso

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  5. Eso es porque me gusta tu alma, Mati :) Muchos para ti.

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  6. Es un enorme placer el que me causa andar entre palabras, bincando entre frases, entre blogs, y de pronto, encontrar consuelo y belleza en este donde llegué.

    Mis respetos y admiración, estoy prendada de sus palabras y de su redacción. Un fuerte abrazo.

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  7. Mil gracias, Mujer secreta. Recibo tu amor y te mando el mío. Bienvenida.

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  8. Me ha gustado muchísimo. Me has hecho darme cuenta de los huecos que tengo, de lo poco que voy pesando (y no sabía por qué). Gracias.

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  9. Gracias a ti, Jesús. Me has hecho sonreír :)

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  10. Qué preciosidad Mónica...Me ha conmovido. Mucho. Tienes mucho mucho arte. Un besazo

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  11. Qué regalo el de la capacidad de conmovernos; nos acerca a lo/s demás y nos embellece. Gracias por tu belleza, Carmen.

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  12. Bravo!! Te estás ganando a pulso una hermosa pluma y un tintero. Gracias ;)

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  13. XD La hermosa pluma ya me la regalaron, es de ave, te~ida de amarillo y larguísima, comprada en el museo de las Bronte. A ti te dejo el tintero :) Gracias a ti, Pau. Un abrazo fortísimo!

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  14. Me gustó leerlo. Me encantan los recuerdos.

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  15. Gracias por leerlo y comentarlo, Kenit. Buen día. Y buena noche. Y buen ma~ana. Y lo que venga, que sea muy bueno :)

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  16. "Pero sigo. Intento seguir en paz. Hay que seguir. Incluso canto. La vida es una prueba de resistencia". Es el mejor homenaje que podemos hacer a los que se van, yo no quiero que nadie se quede enganchado al dolor por la muerte. Gracias Monica, por conectarme a mi vulnerabilidad, besos

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  17. Gracias a ti por abrir las puertas a lo que he escrito con tanto cari~o, y todavía más por hacérmelo saber.
    Un abrazo, amigo, y a seguir cantando ; )

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  18. "Many things will catch your eye. Few things will capture your heart..." Y tus relatos, todos, lo hacen una vez y otra vez.... Porque me conmueves, porque me haces reír unas veces, porque me haces llorar otras y porque me "enamoras" siempre!!! Muchas gracias por compartirlo. Un abrazo enorme

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  19. Has mezclado el inglés y el espa~ol ;)

    Rosana, tú me acabas de conmover a mí; y si fuera solo eso para lo que estamos aquí??? Gracias siempre.

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  20. Una lectura dulce, real, sincera, y sobre todo nostálgica. Me ha encantado!
    Volveré, sin duda, a caer por aquí.
    Saludos!!

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  21. Muchas gracias, Daniel. Yo me dejaré caer gustosa por tu país. Nos leemos!

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